La conservación de los alimentos perecederos resulta igual de importante tanto a nivel doméstico como comercial aunque sin duda, se prestará especial atención a los negocios de hostelería, ya que cuando sirven productos en mal estado pueden poner en peligro la salud de sus consumidores o comensales.

Cuando hablamos de cadena del frío hacemos referencia al conjunto de pasos a seguir para refrigerar y congelar productos perecederos que no van a ser consumidos en el momento. También se puede definir como el protocolo estipulado para que los alimentos frescos que no van a ser consumidos, estén siempre a unas determinadas temperaturas para garantizar la conservación de sus propiedades nutritivas.

La cadena del frío debe aplicarse a alimentos como la carne de un animal, el pescado recién depositado en la lonja o las verduras recolectadas en la huerta. Buscando que los alimentos se conserven en perfecto estado hasta que sean consumidos. Por eso, esta cadena se inicia en el momento de la matanza/pesca/recolección del alimento, debe continuar durante el proceso de transporte y almacenamiento, y mantenerse durante la fase de venta y postventa. Disfrutar de un alimento en perfecto estado cuando llegue el momento de su consumo final solo es posible si la cadena del frío no se altera.

Cada parte de la cadena de distribución, desde el camión que transporte el pescado hasta el restaurante que lo recibe, deben contar con maquinaria de refrigeración adecuada al producto, para mantenerlo a la temperatura correcta y así evitar poner en peligro el estado del alimento y la salud de los consumidores.

No sirve de nada sirve que todas las partes implicadas en el proceso cumplan con las normas de refrigeración y congelación de alimentos si, cuando estos llegan a un restaurante o un supermercado, sus cámaras para hostelería fallan. Pero, ¿qué puede ocurrir si se rompe la cadena de frío? En primer lugar la calidad del alimento se vería afectada y, en segundo lugar, el alimento tendrá muchas posibilidades de desarrollar microorganismos, como virus o bacterias, que sean dañinos para la salud de quienes lo consuman.

Finalmente, los equipos frigoríficos de aquellos establecimientos dedicados al sector de la hostelería y la alimentación deben funcionar correctamente para garantizar una perfecta conservación de los alimentos perecederos. De ahí que muchos supermercados, restaurantes, bares y cafeterías apuesten por Dimasa, como empresa de equipamiento para hostelería, porque les ofrecemos las máximas garantías al mejor precio.

Por todo esto, respetar la cadena del frío se convierte en una prioridad donde no se permite cometer ningún fallo.